¡Estoy enamorado!
¿De quién?
Será: «¿De qué?»
¿De qué estás enamorado, pesado?
De la princesa del Love Letter. Bueno, más bien ella de mí.
Love Letter es un pequeño gran juego formado por únicamente 16 cartas. El trasfondo consiste en enamorar a una princesa haciéndole llegar cartas de amor mediante sus confidentes más cercanos.
¿Y con 16 cartas únicamente se puede hacer un buen juego? Pues sí. Se puede. La mecánica es muy sencilla: se barajan las 16 cartas, se le da una a cada jugador (de 2 a 4) y se retira una carta boca abajo del juego (o tres si juegan dos jugadores). Durante el turno de cada jugador, ese jugador roba una carta del mazo y juega una carta de su mano, que puede ser la que ya tenía o la que robó. Las cartas que juegas aplican el efecto que viene descrito en ellas, así de sencillo.
Tan sencillo que me enamoró.
Pero no penséis que con 16 cartas no se puede hacer buenas jugadas. Se puede.
Efectivamente. El quid de la cuestión está en cómo interactúan las cartas entre sí. Cada carta tiene un número del 1 al 8. Cuando el mazo de cartas se acaba, quien tenga la carta con el número más alto le habrá entregado una carta de amor a la princesa. Pero claro, no todos los jugadores llegarán vivos al final de la ronda. Quien le entregue X cartas, dependiendo del número de jugadores, será el ganador.
Se trata, pues, de una princesa cuyo amor es cuantitativo: depende del número de cartas que le mandes y no de la calidad de las mismas.
En fin, pasemos a la interacción entre las cartas. Por ejemplo, el Guardia, el número 1, dice “Nombra una carta que no sea guardia y un jugador. Si ese jugador tiene esa carta, es eliminado de la ronda.” Así que, si yo juego esta carta, diría “Roleman, ¿tienes al Barón?” o si no me acuerdo en ese momento “Roleman, ¿tienes al número 3?” y Roleman que es perfectamente honesto admitiría estar derrotado mostrando la carta o sobreviviría con un escueto “no”.
Esta elección del guardia no es aleatoria, hay que pensar en qué ha sido jugado previamente por los jugadores para tratar de deducir qué tienen en la mano, siempre contando con los posibles faroles. Desde luego, si la primera carta que juegas es el guardia sin información previa, es muy improbable que aciertes, pero no está mal que apuntes hacia un personaje que te pueda molestar y hacia un jugador que vaya ganando. Por ejemplo, si tienes dos guardias en la mano, cuyo valor es 1, deberías intentar eliminar al Baron del juego, porque su carta te destroza:
Así que cada una de las ocho cartas tiene su efecto que no suele tener mucha relación con quienes son. El Rey intercambia la mano con otro jugador, ¿por qué? No lo sé. Quizá los más lógicos sean el Sacerdote, que mira la mano de otro jugador, como si estuviese confesando quién es y la Princesa, que si la descartas estás fuera de esa ronda.
Love Letter es un juego magnífico para llenar huecos entre juegos más densos o para romper el hielo en una sesión o para jugar con gente no demasiado jugona. Se prepara tan rápidamente y las partidas son tan ligeras que es difícil decir que no.
Tú nunca le dices que no a ningún juego. El otro día te pillé jugando a la Oca.
Hay una OCAsión para todo.
-10 de carisma.
Os estáis desviando.
En fin. Sigo: debido a lo abstracto del juego, la ambientación está pegada, así que no es raro que ya hayan surgido muchos rediseños por la web, como este de Hora de Aventura:
¿Cerramos con una ronda de pros y contras? Empezamos con los pros: yo. Ja, ja…
Es fácil de montar, se explica y se juega en un plis plas.
A pesar de su sencilla mecánica, se pueden hacer jugadas interesantes. Sobre todo: acusar a los demás con el guardia de tener a la princesa cuando quién realmente la tiene eres tú, muahahaha.
Las interacciones entre los personajes están bien logradas.
¡Un juego de enamorar a una princesa! Contras.
Puede doler comprarse un juego de 16 cartas.
Muchas veces sentirás que tus decisiones no influyen demasiado o que te lo juegas todo al 50%. Las partidas no evolucionan entre sí: es lo mismo estar jugando la primera que la decisiva, así que bien se podría jugar a un punto muchas partidas.
Algunas interacciones entre los personajes pueden hacer que te delates en seguida y seas pasto de los Guardias. O que te suicides directamente: Rey + Princesa en el último turno.
Yo realmente no me siento intentando hacer llegar mi carta de amor a una princesa.
En resumen, Love Letter es un juego rápido, sencillo y adictivo que no pretende ser más. ¡Enamórate!
Ahora, la pregunta…¿qué hacen Rey y Princesa? Para eso de entender el suicidio last turn…
Competitiveman
La princesa si la juegas pierdes, pero si la tienes al final de la partida ganas. Así que tienes que jugar al rey, que lo que hace es cambiar tu mano con la de otro jugador, es decir, le das la princesa a otro jugador y por lo tanto la Victoria (sí, sí, la princesa se llama Victoria).
Mechman
¬¬
Qué mala leche de mano final xD
[…] Encontraréis más información en esta divertida reseña: 1 dado de 4: https://1dd4.wordpress.com/2013/07/02/love-letter-resena-2/ […]
[…] Competitiveman, ¿por qué no consigo ganarme a la princesa en el Love Letter? […]
[…] Love Letter, pequeño gran juego, oximorónico conjunto de cartas. Oh, Love […]
[…] a reseña de los martes, lo que te pone un poco triste. Además, hoy toca Coup, un juego similar al Love Letter, primer juego que reseñamos en este blog, lo que te pone nostálgico y además, se te ha metido […]
[…] supongo que os acordaréis de nuestro querido Love Letter, juego con el que empezamos nuestra andadura […]
[…] ante un juego muy loveletteriano: se juega con pocas cartas, es rápido, tiene una parte de farol y una partida pide otra. Pueden […]
[…] cierto, el juego se presta mucho a cambiarle la temática, casi tanto como Love Letter. Mirad qué maravilla de versión de Zelda. Tiene gracia porque estáis haciendo clic en un […]
[…] juego de bazas del creador de Love Letter, el primer juego que reseñamos, no puede ser […]