Ikonikus: Jugando con las emociones

¡Hala! ¡Cómo mola! ¡Y aún hay más!

 

 

¿Alguien sabe qué le ha dado hoy al cenutrio este?

 

 

No estoy seguro. Han llamado al timbre y cuando ha abierto se ha puesto a dar gritos… Esto es nuevo.

 

 
¡Quédecosas! ¡Chicoooos!

 

 
¿Qué os ocurre, noble señor?

 

 
¡Hoy jugamos a Ikonikus! ¡Porque jugar con las emociones nunca había sido tan divertido!

¡Mira qué de cosas!

¿Y por eso tanto grito?

 

 
¿Recordáis el email que recibimos el otro día?

 

 
Claro. El señor Brain Picnic, aka Manu Palau, nos dijo que nuestras reseñas le gustaban mucho, y que le haría mucha ilusión mandarnos un juego para que lo jugáramos y lo reseñáramos.

 
Entonces lo hizo. Supongo que Ikonikus es su apuesta para nosotros.

 

 
Había más cosas en la caja. Pero de momento vamos a quedarnos con Ikonikus. Muchisisisimas gracias, Manu.

 

 
¡Gracias, Manu!

 

 
Muchas gracias, Manu.

 

 
No puedo expresar cuán agradecido me hallo, Señor Brain Picnic.

 

 

Mirad qué gran idea, las reglas están impresas en las propias cartas, y aquí tenemos el resumen de como se juega.

Las reglas de Ikonikus ikonificadas

Me lo expliquen.

 

 
¡Pero si es muy fácil, hombre! Mira, para que veas lo fácil que es, vamos a jugar una partida.

 

 
Repartimos tres al azar cartas a cada uno.

 

 
Azar es una palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa.

 

 
Bien, ahora, es mi turno. Así que hago una pregunta que tenga que ver con sentimientos. Mmmmm. ¿Cómo te sientes… cuando tras recorrer toda la galaxia para salvarla resulta que «la chica» es tu hermana?

 
Si no lo he entendido mal, ahora todos menos tú debemos escoger una de nuestras cartas: la que mejor represente esa emoción.

 

 
Exacto, Mechman. ¡Vamos! ¡Sorpréndedme!

 

 
Pfffff. Pero no tengo nada.

 

 
Échale imaginación hombre.

 

 
¡Ja! ¡Con esta carta no puedo perder!

 

 
Ahora las barajo para no saber de quien es cada carta… ¡Y estas son vuestras cartas!

¿Cómo te sientes cuando tras recorrer toda la galaxia para salvarla resulta que «la chica» es tu hermana?

Ahora, tengo que escoger la que yo crea que representa mejor esa emoción, explicando por qué la escojo.

 

 
Cuéntanos que ves en cada carta.

 

 
Vale. El fantasma. Miedo, porque casi me enamoro de mi hermana.

 

 
Eso estaría muy feo, Hypeman.

 

 
La maleta. Tanta vergüenza que quiero irme y desaparecer… Pero claro, tras ser un héroe galáctico no parece fácil desaparecer.

 

 
No, nada fácil.

 

 
El símbolo de muerte. Ganas de matar al guionista. ¡Esa! ¡Esta última es la carta! ¡Es la que escojo! ¿De quién era?

 

 
¡Mía!

 

 
Pues quédatela, un punto para ti y gana el que llegue a tres.

 

 
¡Bien!

 

 
¡Tongoooooo! El fantasma tenía más sentido. No tienes ni idea, Hypeman.

 

 
Yo escojo, Competitiveman. Es mi decisión inapelable.

 

 
Bien. Ahora me toca a mí… Rellenad vuestra mano a tres cartas y… ¿qué se siente cuando vas al cine a ver una película basado en un libro que te encanta… y la película te encanta?

 
¿Eso no es imposible, Roleman?

 

 
¿Qué se siente? ¡Escoged cartas!

¿Qué se siente cuando vas al cine a ver una película basado en un libro que te encanta y la película te encanta?

Bien tenemos un despertador. ¡Oh, debo estar soñando, es hora de despertar!

 

 
Lo que yo decía, imposible.

 

 
La segunda. ¡Maravilloso! ¡Han acertado, es todo perfecto!

 

 
Claro…

 

 
La tercera… absoluta sorpresa. Mmmm. Escojo la primera, sin duda. Esto debe ser un sueño y tengo que despertar.

 

 
¡La mía! ¡Yuhuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu! Punto para Hypeman. ¡Punto para Hypeman! Voy ganando, voy ganando.

 

 
No. Vas empatado con Roleman.

 

 
Tienes razón, pero tenemos más puntos que tú.

 

 
Venga. Coged cartas hasta tener tres otra vez. Mechman, tu turno.

 

 
Os pongo en situación. Juego nuevo. Explicas las reglas durante 20 minutos, mientras un jugador se dedica a whatssapear.

 

 
¡Merece morir!

 

 
No he terminado. Hacia la mitad de la partida, esa persona te acusa de «ir inventándote las reglas sobre la marcha» y de «no explicaste eso». ¿Cómo te sientes?

 
Lástima que la calavera ya haya salido. Eso merece la peor de las torturas.

 

 
Escoged cartas.

Juego nuevo. Explicas las reglas durante 20 minutos, mientras un jugador se dedica a whatssapear. Hacia la mitad de la partida, esa persona te acusa de «ir inventándote las reglas sobre la marcha» y de «no explicaste eso». ¿Cómo te sientes?

La primera. ¡Sujetadme que lo mato!

 

 
No merece menos.

 

 
La segunda. Ganas de echarlo de casa.

 

 
¡Y que no vuelva nunca!

 

 
La última. Sientes que estás a punto de explotar. Pero por supuesto no lo haces, el autocontrol es necesario.

 

 
Hay gente que sólo quiere ver el mundo arder.

 

 
La primera, sin duda. Pero sin que se me note.

 

 
¡Soy un crack!

 

 
Es que con esta mierda de cartas que me tocan no se puede hacer nada.

 

 
Quéjate todo lo que quieras… Pero vas perdiendo. uuuuh.

 

 
No seas malo, Hypeman. Que vaya perdiendo y que como ahora es su turno no pueda conseguir un punto no es motivo para mofarse de él.

 

 
…grmmbjggg ironía grmmbjgkhgdklculo…

 

 
Total, que la partida sigue hasta que alguien consigue tres puntos y Competitiveman pierde.

 

 
¡Que no voy a perder! ¡Maldito juego! Vamos adelante.

 

 
Espera, Competitiveman, vamos a enfríar un poco la cabeza… Pros y contras.

 

Una caja llena de emociones

¡Pros! ¡Que nos lo han regalado! No, en serio. Es un juego muy divertido, un partygame rápido y sencillo. Perfecto para abrir boca.

 

 
Las preguntas se inventan en cada momento, lo que puede cambiar mucho el juego en diferentes grupos de juego o según el estado de ánimo de los jugadores.

 

 
Cada carta tiene infinitas interpretaciones, lo que lo hace muy rejugable.

 

 
Como todo buen partygame es sentarse y jugar. Nada de reglas extrañas y minutos de explicaciones.

 

 
Contras: es demasiado sencillo. Tienes que saber a lo que vas a jugar y no esperar una experiencia profunda.

 

 

No hay competitividad. Quieres ganar, sí. Pero debido a cómo se otorgan los puntos y las opciones que tienes cada turno al final ganar no depende de ti.

 

 
Tiene síndrome Dixit. Si juegas siempre con el mismo grupo, puede que asocies las cartas a determinadas sensaciones.

 

 

Si no se explica por qué se cogen las cartas, el juego no tiene gracia, por lo que tu grupo tiene que estar dispuesto a ello.

¿Jugamos?

No queremos dejar de agradecer a Manu Palau y a todos aquellos que han venido a jugar con nosotros la posibilidad de hacer esta reseña.