¡Hoy toca jugar al ¡Sí, señor oscuro!
¡No! Nooooooooo.
¡Sí, señor!
…oscuro
Nooooo.

Ya sabemos que te cuesta jugar a los narrativos, Mechman, pero ayer me tuve que comer cinco horas del juego abstracto que diseñaste sobre colocar piezas de sábana sobre colchones de distintos tamaños.
Ves, tan abstracto no era.
Cuidado, Roleman está entrando en trance interpretativo.
Gandules, golfos, ineptos lacayos. ¿Quién ha dejado entrar a la hidra en la sala de la guillotina? Ha estado unas ocho horas y ahora tiene 2^20 cabezas. ¿Sabéis cómo están nuestros almacenes de comida para alimentar a tal bestia? Dime, Lacayo Estupider, ¿qué ha pasado?
Verás…
¡Trátame con respeto!
Verá, señor Oscuro, oh, amo y señor del mal.
Bien.
Yo sé lo que ha pasado. Como nos ordenó, atamos a Cabecitas para llevarlo a pasear. Por el camino se comió un par de enanos y le entraron ganas de echarse una siesta. Así que, como su mascota predilecta, la dejamos dormir y nos pusimos a hacer guardia. Pero cuando a Lacayo Fracasader le tocó hacer la guardia, se quedó dormido y la hidra desapareció…
¡¿Es cierto eso?!
En cierto modo, sí, señor Oscuro. Eso fue lo que piensa Lacayo Fracasader que pasó, pero, si yo estaba haciendo la guardia y él estaba dormido, ¿cómo puede saber lo que sucedió? La verdad es que yo estaba cumpliendo perfectamente con mi cometido, cuando pude ver como Lacayo Tontimer escapaba a hurtadillas e iba a hablar con su archienemigo, el conde de Schrödinger. Intercambiaban unos artefactos cuando fui sorprendido por un hechizo de sueño…
Tontimeeeeeeeeeeeer, ¿qué tienes que decir al respecto?
Yo… señor, no… estaba… jamás… pero…
Y esto es el ejemplo de una pequeña conversación de ¡Sí, señor oscuro!, un juego narrativo en el que un jugador toma el papel de Rigor Mortis, un señor del mal que encomienda misiones muy importantes a sus ineptos lacayos…
…los cuales siempre fracasan y tienen que presentarle sus excusas.
Pero claro, nadie quiere sufrir las consecuencias de una mirada fulminante del señor oscuro, así que los lacayos se acusan unos a otros hasta que al señor oscuro no le convenzan las excusas, o titubeen, o se contradigan, o cometan una falta gramatical, o lo miren mal, o se toquen la oreja al explicar o… o hasta que al señor oscuro le dé la gana, básicamente.
El juego se basa simplemente en cartas de excusa, que presentan situaciones, personajes, historias, etc., que los jugadores usarán para apoyarse en sus explicaciones; y las cartas de acción, que te permiten pasarle el marrón a otro o interrumpir las historias de los demás para incluir matices que tendrán que intentar introducir en sus historia sin que se les vea el plumero.

Cartas de la edición francesa (matteo310 de la BGG): tres cartas de excusa, una de pasar el marrón, una mirada fulminante y una de interrumpir.
¿Señor oscuro, es momento de pros y contras?
¡ADELANTE!
Con los jugadores adecuados este juego es divertidísimo.
Se explica en dos minutos y a jugar. Se puede ser flexible con las reglas porque en el fondo lo que importa es hacer una buena historia.
¡Llevarás tu imaginación a límites insospechados! Y… si eres el señor oscuro… puede que descubras facetas de tu personalidad que jamás habías conocido.
¡Da igual ganar o perder! ¡Lo importante es divertirse! ¿Esto es un pro?
Contras. Con los jugadores equivocados puede ser una bazofia. Literalmente. Jugadores que no siguen la historia, que acaban derivando todo a drogas y a alcohol (pasa a menudo) o que, por ejemplo, en vez de aceptar las premisas de los demás y tergiversarlas, lo que hacen es decir que lo de los demás es mentira.
Las cartas quizá tienen demasiada información para asimilarla a la velocidad a la que es necesario excusarse.
No se puede jugar demasiado a menudo porque al final acabas usando las mismas excusas con las mismas cartas y se vuelve repetitivo.
¡Da igual ganar o perder! ¡Lo importante es divertirse! ¿Esto es un contra?
Os recomiendo que probéis, si hacéis el rol del señor oscuro, una introducción como esta, ya veréis la cara que se le queda al primer lacayo que tenga que excusarse «Pequeños lacayos, en vuestra misión ha habido un fallo. Teníais que traerme la corona de poder, pero no se encuentra en mi haber. Pero, oh, si alguno de vosotros, tunantes, me responde en prosa, recibirá una mirada fulminante.»
Tiene pinta de ser divertido. Aunque personalmente se me da muy mal la improvisación reconozco que con el grupo adecuado tiene que ser un desorine.
[…] ha querido quitarme el puesto de poeta en la reseña del ¡Si, señor oscuro! y esto no puede […]