¿Qué os parece si hoy hacemos una reseña?
Estoy de acuerdo.
¿Concuerdas?
Concuerdo.
Como parece que hay concordia… ¡hablemos del Concordia!
De todas los principios de reseña, este es, sin lugar a dudas… ¡uno de los mejores! ¡Yeaaaaaaah!
Hace dos mil años, el Imperio romano gobernó las tierras alrededor del Mar Mediterráneo. Con la paz en las fronteras, la armonía dentro de las provincias, una ley uniforme, y una divisa común, la economía prosperó y dio lugar a poderosas dinastías romanas que se fueron expandiendo a numerosas ciudades. Así, sin orcos ni elfos ni nada.
¿Pero qué? En fin. Concordia es un juego en el que de 2 a 5 jugadores iremos colocando casitas en distintas ciudades de un mapa (dependiendo del número de jugadores) como este:
Todos los jugadores empiezan con las mismas cartas en la mano y los mismos recursos en su almacén:
Empiezas con un poquito de todo, para poder ir desarrollando tu estrategia. Además, todos tienen un colono a pie y un colono en barco en Roma. Estos colonos los vamos a mover para poder ir construyendo en las ciudades entre las que están situados.
¡Las cartas! ¡Háblales de las cartas! ¡Son la leche!
La mecánica con las cartas está muy bien pensada. En tu turno, vas a jugar una carta y aplicar su efecto. Punto. Las cartas que juegues no las puedes volver a usar hasta que uses una carta entre ellas, llamada Tribuno, que además se recupera a sí misma. Y te da un bonus monetario dependiendo del número de cartas que hayas jugado previamente.
Es decir, que si juegas muchas cartas y luego el tribuno, obtendrás mucho dinero. Pero es posible que estés jugando cartas no demasiado rentables y quisieras recuperar las buenas pronto con el Tribuno, cobrando así menos.
¡Ay! ¡Cómo me gusta!
No os olvidéis de que las cartas también cumplen otro propósito: van a determinar los favores de los dioses que…
Los puntos de victoria. Van a determinar los puntos de victoria. Al final de la partida, tus puntos de victoria van a ser las cartas que tengas, sabiendo que cada una vale distinto dependiendo de lo bien que te hayas desarrollado en ciertos ámbitos: construir en ciudades, construir en provincias, desplegar a todos tus colonos…
Las cartas son lo fundamental de este juego, así que creo conviene analizar las iniciales para que veáis por dónde van los tiros:
¡Mi favorita!
Los arquitectos nos permitirán mover a nuestros colonos y construir. Para construir, dependiendo del tipo de bien que otorgue esa ciudad en concreto, deberemos pagar más o menos. Pero claro, cuanto más paguemos ahora, mejores recursos proporcionará esa ciudad en el futuro.
¡Mi favorita!
El prefecto está muy bien pensado. Por una parte, otorga recursos dependiendo de las casas que hayas construido en las ciudades de una provincia en concreto. La provincia que elijas queda agotada. Los jugadores van a ir jugando prefectos y agotando provincias, pero llegará un momento…
…en el que va a interesar más hacer la segunda habilidad del prefecto: por cada provincia agotada cobrarás sestercios y dejarán de estar agotadas.
¡Mi favorita!
El diplomático copia la habilidad de la carta de la parte superior de la pila de descartes de cualquier otro jugador. ¡Vaya frase! El diplomático puede hacer eso porque va a hablar con los otros jugadores y… les copia… las habilidades… típico de diplomáticos.
¡Mi favorita!
El mercader te otorga sestercios y además te permite comerciar con la banca con dos tipos de recursos: esto es, compra y vende todo lo que quieras de esos dos recursos. Los recursos, por cierto, son: ladrillo, comida, herramientas, vino y tela y valen respectivamente 3, 4, 5, 6 y 7.
Así, si juego al mercader y tengo 4 telas, puedo decidir vender las 4 por 28 y comprar 5 maderas por 15, por ejemplo.
¡El senador! No tenemos imagen para él. Me pongo yo como senador. Hola, soy el senador Roleman. Ehem…
¡Mi favorita!
Carta clave. El senador nos permite comprar más cartas, lo que, recordamos, da puntos de victoria y además nos permite tener un mayor abanico de opciones para cada turno. Comprar cartas cuesta recursos, más recursos cuanto mejor sea la carta y más recientemente se haya colocado en la mesa (hay 7 expuestas en cada momento).
¡Mi favorita!
Y por fin, el tribuno, que recupera todas las demás y te da sestercios dependiendo del número de cartas que hayas jugado. Ah, y te permite desplegar más colonos en Roma al precio de comida y herramienta.
Pros y contras
¡Pros! ¡Bueno y bonito! Lo de barato ya depende de cada uno.
Un juego con entreturnos muy cortos, pues cada jugador solo ha de jugar una carta de cada vez. Está lleno de decisiones, ¿qué cartas juego? ¿En qué orden? ¿Qué quieren hacer mis rivales? ¿Qué ciudades construyo primero? ¿Cuándo uso la segunda habilidad del prefecto?
Las fichas de recursos son muy bonitas, no son cubos simplemente. Las ánforas me encantan.
Está muy bien encajado todo y hay múltiples vías de hacerse con la victoria. Además, el orden de las cartas y los bienes de las provincias variarán de partida a partida.
¡Contras! Me gustaría que hubiese algo de asimetría en la posición inicial de cada jugador.
La interacción entre los jugadores es indirecta. Alguno podrá forzar el final de la partida y acabar perdiendo, pues no podrá calcular bien quién va ganando.
Molaba un poco más de variedad en las cartas que comprases: más efectos distintos a los básicos.
Quizá la ventaja del jugador inicial no está del todo compensada. Ser el primero en instalarse en los sitios cercanos a Roma con el arquitecto el primer turno tiene mucha trascendencia.