UNA NOCHE. El hombre lobo: rimarreseña

¡Auuuu! Era verdad, ¡yo tenía el rol del hombre lobo! ¡Del hombre lobo poeta de pacotilla! He aquí mi rimarreseña de UNA NOCHE. El hombre lobo.

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¡Amigos aldeanos, despertad!
¡A alguien acaban de matar!
¿Quién ha sido? ¿Quién ha osado?
¿Quién esta noche ha asesinado?

¡Han sido los hombres lobo!
¡Eso no existe, no seas bobo!
¡Hacedme caso! Lo que digo es cierto.
¡Si no hacemos algo habrá otro muerto!

Y así, todo el pueblo estuvo de acuerdo,
desde el más loco hasta el más cuerdo,
se puso de prisa a trabajar,
para en una noche el asunto zanjar.

¡Tú, vidente! ¡Utiliza tus poderes!
Averigua donde están esos seres.
¡Vosotros, masones! Descubríos.
¡No nos causéis más líos!

¡Ah, qué agobio, no quiero vivir!
¡Cállate, curtidor! ¡Solo eso sabes decir!
¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Me ha robado!
¡Hasta la personalidad, el muy descarado!

¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es este jaleo?
¿Es que en este pueblo ni dormir puedo?
– gritó la insomne ojerosa,
que ni una sola noche reposa.

Entre sospechas, visiones y misterios,
de nuevo el sol ilumina la plaza del pueblo.
Los aldeanos, allí reunidos,
discuten sobre lo sucedido.

¡Has sido tú! ¡No, has sido tú!
¡Esto es obra de Belcebú!
Tengo la solución, sé que podemos hacer,
¡acusemos a alguien todos a la vez!

Y, así, con este método primitivo,
a alguien dieron su merecido,
fue al curtidor al que el pueblo linchó,
que con una sonrisa este mundo dejó.