Bienvenidos a Bricorreglamentos con Mechman. En cuatro sencillos pasos vamos a aprender a jugar a Mix It, de Manu Palau.
¡Bieeen!
Paso número 1. Reparte 3 cartas de partes de monstruo y 1 objetivo a cada jugador.
Hecho.
Paso número 2. Coloca dos partes de monstruo «en construcción» en mitad de la mesa.
Ahí lo tienes.
Paso número 3. En tu turno, o colocas parte de monstruo (vale superponer) y luego robas una carta; o mueves parte de monstruo (vale superponer); o cambias de objetivo (solo una vez por partida). Si el monstruo de tu objetivo aparece sobre el tablero en algún momento, gritas «¡monstruo!», ganas un punto y coges otro objetivo. El primero en conseguir tres puntos gana. Además, si el monstruo tenía las tres partes con fondo estrellado, vale un punto extra, representado por la galletita.
¡Guay!
Y ya está.
¿No eran cuatro sencillos pasos?
Claro. Si fuesen cuatro pasos me faltaría uno, pero como eran sencillos ya está.
Eh…
Mi lógica nunca falla.
Entonces, como jugador, miro mi objetivo: vale, los ojos ya los tengo, me faltan las patitas de pulpo y la sonrisa. Pongo las patitas de pulpo.
Me toca, yo pongo encima de las patitas de pulpo un culete de fantasma.
¡Las cartas no tienen esos nombres!
¿Y cómo quieres que nos refiramos a ellas si no?
Culete de fantasma, sea. Pues ahí en medio pongo yo una sonrisa, a ver si consigo la cabeza con los tres ojos.
¡M… M… M… M…
Sí, sí, te toca, Hypeman.
¡M… MONSTRUO!
¡Venga ya!
Ahí lo tenéis.
Pues ya tienes un punto.
Y como me toca, pongo esta otra pieza y… ¡otro punto!
¡Ay, que no voy a ganar!
Y con este brutal cliffhanger termina la reseña de hoy. ¿Conseguirá Hypeman el punto que le falta? ¿Perderá Competitiveman por primera vez? ¿Acaso Roleman dejará de ponerles nombres a sus monstruitos? ¿Conseguirá Oliver llegar a la otra portería? Lo sabremos en el próximo episodio.
Pros y contras
¡Pros! Rápido, fácil, divertido y para toda la familia. Visualmente muy atractivo. Los que pasan por ahí se paran a ver qué estás haciendo.
Aunque es un juego de tirar cartas más o menos a lo loco, siempre puedes llevar cuenta de las que han salido, intuir qué pretenden construir tus oponentes e intentar frustrar sus planes además de conseguir los tuyos.
Simple. Funciona. ¿Qué más quieres?
Se me cae la baba pensando en las posibilidades de ambientación con este sistema. Esta es la edición de monstruos, pero, ¿qué nos depara el futuro?
¡Contras! Las cartas van a necesitar fundas porque se mueven y se barajan constantemente, y si se marcan no mola.
Te puede frustrar que tu maldito monstruo nunca salga. Con muchos jugadores, como tu turno sucede cada mucho tiempo, no vas a poder influir mucho en la configuración de los monstruos. Tus oponentes tampoco.
Colocas cartas o mueves cartas, no tiene más.
¿Por qué estamos construyendo monstruos? ¿Cuál es el fin? ¿Cómo se sienten ellos al cambiar tan a menudo? ¿Es que nadie se plantea estas cosas?
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